miércoles, 8 de agosto de 2012

In The Hole : Pete Maravich (Parte II)

La temporada 1976/77 dejó un dulce sabor de boca a los aficionados de New Orleans que ya se frotaban las manos esperando el inicio de la siguiente. En la 1977/78, Maravich comenzó mostrando el gran nivel de la anterior. Sus números auguraban tiempos esperanzadores para los Jazz, pero finalmente esa temporada será recordada por su gravísima lesión de rodilla. Maravich se destroza la rodilla derecha rondando la treintena de edad, en el punto álgido de su carrera en la NBA, y le hace pensar seriamente en la retirada. Pero tras la pertinente operación, decide seguir en activo. La temporada 1978/79 intenta volver por sus fueros, una aparatosa rodillera le ayuda a conseguir unos números aceptables, pero no los de una estrella, no los de un jugador franquicia, nada fue igual desde entonces. Los Jazz se trasladan a Utah al finalizar la "Season" y, a mediados de la temporada 1979/80, deciden traspasar a Maravich, al que ya no lo consideran el jugador sobre el que construir el futuro de la franquicia recién llegada a Utah. A pesar de ello, Maravich recala ni más ni menos que en los Boston Celtics. El equipo con más tradición del Baloncesto mundial hasta el momento, y en los que esa temporada debutaba un tal Larry Bird. Maravich, ya como reserva, aporta unos números muy aceptables, pero tenía un aspecto desolador y poco cuidado, era una autentica sombra de lo que fue. Red Auerbach le dió sin duda su última oportunidad de reconducir sus días como jugador de Baloncesto y de conseguir un anillo de campeón, pero los Sixers del Dr.J se encargaron de fulminar cualquier posibilidad de conseguir el campeonato. Aquél sería su "Último Baile". Al finalizar la temporada Maravich anuncia su retirada cansado y decepcionado con el deporte que tanto amó y sintiendo una sensación total de fracaso al no haber conseguido ningún anillo de campeón.
Sus primeros años fuera de las canchas son una contínua cuesta abajo sin frenos anímicamente hablando y más aún cuando al año siguiente de colgar las zapatillas ve desde casa como los Boston Celtics se proclaman campeones de la NBA. Sumergido en la más absoluta depresión, la idea de suicidarse pasa por su cabeza un día si y otro también, decide desaparecer y aislarse de todo, menos del alcohol. Comienza a deshacerse y regalar todos los recuerdos de su trayectoria como jugador, hasta el punto de no quedarle absolutamente nada de su paso por las canchas. Cuando parecía que el fin estaba cerca, decide refugiarse en la iglesia. Se declara un ferviente seguidor de Jesús e intenta reiniciar sus días. Comienza a recorrer distintas ciudades realizando una especie de mítines en los que predica los valores del cristianismo y poco a poco parece volver a retomar una vida normal. En 1987 ingresa en el Hall of Fame del baloncesto con tan solo 39 años, parece un homenaje premonitorio. El 5 de enero de 1988, y como no podía ser de otro modo, Maravich fallece jugando un partido de Baloncesto. Había dejado a un lado su rencor al deporte que reinventó y decidió echar unas canastas con unos amigos cuando de repente se desploma a causa de una parada cardíaca. La autopsia posterior desvelaría que Maravich poseía una deformación en su corazón que le impedía tener un riego sanguíneo normal. En la mayoría de estos casos, sus años de vida no deberían haber pasado de los 20, gracias a dios y por el bien de todos los que amamos este maravilloso deporte, él fue una excepción y su corazón aguantó hasta los 40. Gracias Genio! Siempre entendí el juego como tú...

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