domingo, 26 de agosto de 2012

Music is the Key : Miles Davis - Tutu

En 1986 y tras una época un poco convulsa en la que Miles Davis había acentuado sus problemas con las Drogas y además vio como después de más de treinta años expiraba el contrato con Columbia, su discográfica de toda la vida, a Miles aun le queda por sacar un conejo de su chistera y este era "Tutu". Sin ser una de sus mejores obras discográficas, si que es cierto que se convierte, en mi opinión, en el disco más emblemático de su ultima época. "Tutu" no solo supone un simple cambio de discográfica para Miles. El uso de sintetizadores y una nueva dirección marcada hacia lo que años más tarde se le bautizaría como Acid Jazz, da como resultado un sonido más cercano al Pop y la suma de nuevos adeptos al mito. Que Miles estaba decidido ha crear algo fresco y nuevo queda latente al confiar la mayoría de la producción del mismo en el joven bajista Marcus Miller, al que ve como Miles le brinda la oportunidad de su vida y este no la desaprovecha en absoluto. Miller se vacía en la elaboración del mismo dotando al disco de un sonido acorde con los tiempos que corrían, sin dejar de lado la siempre majestuosa interpretación de Miles a la Trompeta. Como curiosidad, comentar que el nombre de "Tutu" es en homenaje al líder de la población negra sudafricana Desmond Tutu, y uno de sus temas "Full Nelson", va dedicado a Nelson Mandela. A mi personalmente, el tema "Tomaas" me resulta eternamente fresco...

miércoles, 8 de agosto de 2012

In The Hole : Pete Maravich (Parte II)

La temporada 1976/77 dejó un dulce sabor de boca a los aficionados de New Orleans que ya se frotaban las manos esperando el inicio de la siguiente. En la 1977/78, Maravich comenzó mostrando el gran nivel de la anterior. Sus números auguraban tiempos esperanzadores para los Jazz, pero finalmente esa temporada será recordada por su gravísima lesión de rodilla. Maravich se destroza la rodilla derecha rondando la treintena de edad, en el punto álgido de su carrera en la NBA, y le hace pensar seriamente en la retirada. Pero tras la pertinente operación, decide seguir en activo. La temporada 1978/79 intenta volver por sus fueros, una aparatosa rodillera le ayuda a conseguir unos números aceptables, pero no los de una estrella, no los de un jugador franquicia, nada fue igual desde entonces. Los Jazz se trasladan a Utah al finalizar la "Season" y, a mediados de la temporada 1979/80, deciden traspasar a Maravich, al que ya no lo consideran el jugador sobre el que construir el futuro de la franquicia recién llegada a Utah. A pesar de ello, Maravich recala ni más ni menos que en los Boston Celtics. El equipo con más tradición del Baloncesto mundial hasta el momento, y en los que esa temporada debutaba un tal Larry Bird. Maravich, ya como reserva, aporta unos números muy aceptables, pero tenía un aspecto desolador y poco cuidado, era una autentica sombra de lo que fue. Red Auerbach le dió sin duda su última oportunidad de reconducir sus días como jugador de Baloncesto y de conseguir un anillo de campeón, pero los Sixers del Dr.J se encargaron de fulminar cualquier posibilidad de conseguir el campeonato. Aquél sería su "Último Baile". Al finalizar la temporada Maravich anuncia su retirada cansado y decepcionado con el deporte que tanto amó y sintiendo una sensación total de fracaso al no haber conseguido ningún anillo de campeón.
Sus primeros años fuera de las canchas son una contínua cuesta abajo sin frenos anímicamente hablando y más aún cuando al año siguiente de colgar las zapatillas ve desde casa como los Boston Celtics se proclaman campeones de la NBA. Sumergido en la más absoluta depresión, la idea de suicidarse pasa por su cabeza un día si y otro también, decide desaparecer y aislarse de todo, menos del alcohol. Comienza a deshacerse y regalar todos los recuerdos de su trayectoria como jugador, hasta el punto de no quedarle absolutamente nada de su paso por las canchas. Cuando parecía que el fin estaba cerca, decide refugiarse en la iglesia. Se declara un ferviente seguidor de Jesús e intenta reiniciar sus días. Comienza a recorrer distintas ciudades realizando una especie de mítines en los que predica los valores del cristianismo y poco a poco parece volver a retomar una vida normal. En 1987 ingresa en el Hall of Fame del baloncesto con tan solo 39 años, parece un homenaje premonitorio. El 5 de enero de 1988, y como no podía ser de otro modo, Maravich fallece jugando un partido de Baloncesto. Había dejado a un lado su rencor al deporte que reinventó y decidió echar unas canastas con unos amigos cuando de repente se desploma a causa de una parada cardíaca. La autopsia posterior desvelaría que Maravich poseía una deformación en su corazón que le impedía tener un riego sanguíneo normal. En la mayoría de estos casos, sus años de vida no deberían haber pasado de los 20, gracias a dios y por el bien de todos los que amamos este maravilloso deporte, él fue una excepción y su corazón aguantó hasta los 40. Gracias Genio! Siempre entendí el juego como tú...

domingo, 5 de agosto de 2012

In The Hole : Pete Maravich (Parte I)

Decir que "Pistol" Pete Maravich era Poesía dentro de una pista de Baloncesto, que puso la verdadera semilla de lo que años más tarde llamarían "Showtime", que su visión del deporte que amamos fue única, diferente, incomprendida por entrenadores, compañeros y puristas de nuestro deporte, es algo que un buen aficionado al Baloncesto tiene por sabido. Es quizás, el jugador que posiblemente mejor represente el significado del eterno topicazo: "Ama el Baloncesto". Dentro de la pista, aunque nunca logró el ansiado anillo de campeón de la NBA, se puede decir que no se le resistió absolutamente nada, fuera de ella, la vida no le trató nada bien. Todo empieza desde su infancia, donde su padre Petar Maravich, quiso volcar sobre el pequeño Pete todos sus sueños como gran aficionado al baloncesto que era, además de entrenador. El 99% del tiempo lo pasaba junto a un balón de Baloncesto. Cuando iba al cine, se sentaba en las butacas que daban al pasillo para así poder separar su brazo y botar el balón el tiempo que duraba la película. Dormía con el balón y así un sinfín de anécdotas. La relación entre padre, hijo y baloncesto era enfermiza. Durante sus años universitarios en LSU fue donde realmente se pudo ver la versión más completa del juego de Maravich. Su promedio de anotación durante dicha época fueron algo más de 44 puntos por partido!... y eso teniendo en cuenta que aún no existía la línea de tres puntos, la cual habría elevado algún puntito más ese registro de otro planeta. Se convirtió en ídolo nacional en un abrir y cerrar de ojos, pero a pesar de todo ello, Pete no era feliz, más bien todo lo contrario. Es en esa época cuando dado el alto nivel de exigencia impuesto por su padre y una auto presión que él mismo se aplicaba, cuando Maravich comienza a refugiarse en el Alcohol como vía de escape. Una noche, a la salida de un bar de copas, con 19 años de edad, se vio envuelto en una pelea donde recibió golpes de porra y, una vez en el suelo y sobre su propio charco de sangre, le colocaron una pistola en la boca. Ese día Pete volvió a nacer, pero lo peor de todo, y lo que sus agresores no se podían ni imaginar, era que Pete estaba deseando que dispararan y así podría poner fin a su depresión interior, a su vida vacía. En 1970 y tras cuatro años de exhibiciones en LSU, los Atlanta Hawks le eligen en la posición Nº3 del Draft. Firma un contrato escandaloso económicamente hablando y desde un primer momento fue señalado por todos, aficionados, periodistas e incluso sus propios compañeros la mayoría de raza negra, que no veían con muy buenos ojos el salario de su nuevo compañero. Nunca logró acercarse al nivel ofrecido en sus años en LSU, sus compañeros no entendían la manera de ver el juego de Maravich, gran parte de sus imprevisibles pases terminaban estrellándose en la cara de alguno de sus compañeros. Lo único que permaneció de su época dorada en LSU fue su promedio anotador, sus 44 puntos por partido, pero en este caso de una manera bien diferente, en su dorsal. En su cuarto año en Atlanta, la situación era verdaderamente insostenible. La manera de actuar de Maravich era cada vez más extraña y reservada. Al vacío que sufría desde dentro del vestuario, hay que sumarle la gota que colmaría el vaso (y nunca mejor dicho en este caso), Maravich es sorprendido por su propio entrenador en el descanso de un partido tomando bebidas alcohólicas y en estado lamentable, Pete tenía las horas contadas en Atlanta. Pero el destino quiso darle el golpe definitivo a su propia vida más que a su carrera deportiva. Su madre Helen, destrozada psicologicamente por ese triangulo que formaban Maravich, su padre Petar y el Baloncesto, y en el cual ella se sentía totalmente ignorada, decide quitarse la vida de un tiro. Este hecho marcó para el resto de sus días a Maravich, fue el inicio de su particular "Waterloo".
New Orleans le abre las puertas de par en par a Maravich, y le recibe con los brazos abiertos en la temporada 1974/75. Los Jazz eran una franquicia nueva y, como tal, necesitaban un reclamo para captar asistentes a sus partidos y el juego alegre de Maravich encaja como anillo al dedo. Con los Jazz se empieza a sentir querido y vuelve a recuperar viejas y agradables sensaciones. A nivel individual, sus cifras y su rendimiento aumentan a un ritmo vertiginoso, no así a nivel colectivo. Mientras, los Jazz no terminaban de despegar. La temporada 1976/77 sería la temporada del viejo "Pistol". Su camiseta ya no lleva la leyenda "Pistol" en su parte trasera, la sustituye por su apellido Maravich (personalmente creo que fue debido a que, por cosas del destino, su madre decidió quitarse la vida con una pistola), y completa su mejor año como profesional llegando a ser el máximo anotador de la liga con 31.1 pts por partido. Injustamente no es nombrado MVP, pero deja para el recuerdo una exhibición de 68 pts frente al que durante esos años estaba considerado uno de los mejores defensores de la liga, si no el mejor, Walt Frazier y sus New York Knicks.